lunes, 24 de marzo de 2008

El problema no es el porno, es la comunidad

¿Sabe usted a que se dedica su hijo cuando se encierra en su cuarto y hace arder el router? ¿Ha pensado alguna vez en los lugares que visita a golpe de ratón? ¿No está usted preocupado por las pautas de consumo digital de su retoño? ¿Ha pasado por su cabeza la posibilidad de que el infante de la familia haya caído en las redes del porno, los videojuegos y la compulsión internetera? Pues relájese, quizá su menor sólo se pasa las horas refrescando la portada de Menéame. Algo similar le ha ocurrido a un atento padre norteamericano que, alertado ante la posibilidad de que su cachorro estuve atrapado entre las zarpas del porno y a punto de desencadenar un nuevo ‘Columbine’ se metió a espiar en el ordenador de su vástago para descubrir, incrédulo, que el origen de sus desvelos no era una rubia neumática sino Digg, un muy poco sensual agregador social de contenidos. Sin duda los tiempos están cambiando… Cuando todo apunta a que los chavales están llenando sus pantallas de piel, resulta que andan liados valorando noticias.

Por cierto, la noticia la encontramos en Digg

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